REINOSA: UN SUEÑO DE HOCKEY HECHO REALIDAD

22/03/2016   14:12  | 

Reinosa (Cantabria), 12 de febrero de 2013, comienza el primer entrenamiento del equipo femenino de hockey del Campoo Rugby Club (CRC), toda una proeza. “¿Qué diantres están pensando?, ¿qué tiene el hockey de campurriano?”, se preguntarían algunos ante la novedad de la propuesta.

Una idea apresurada pero eficaz, concebida durante una clase de educación física. Un grupo de amigas, en plena adolescencia, que tan sólo conocían el hockey de oídas, que no había sido practicado por ninguna. Sin embargo, al ver a unas chicas jugando caló hondo en ellas. “Es un deporte táctico”, resaltó una de las principales propulsoras de la idea, detalle que junto al entusiasmo y al posterior apoyo del club hicieron posible su creación.

El planteamiento inicial ya estaba concebido pero ahora era necesario que se hiciese realidad. Parte de las integrantes del primer equipo difundieron la idea, era imprescindible que más reinosanas se implicasen, eran apenas siete. Tras la difusión del proyecto entre amigas, conocidas e incluso desconocidas, se concertó una reunión con la directiva del club campurriano, CRC, en la cafetería de las piscinas cubiertas, en la cual se afianzó la propuesta.

 

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Enseguida el CRC se puso manos a la obra, comenzó con  la promoción, con la búsqueda de las instalaciones, del equipamiento y de los entrenadores, por lo que en muy poco tiempo la idea que había surgido como algo espontáneo, lejano e inseguro se había hecho realidad. En la localidad cántabra, es común la práctica de deportes colectivos como el rugby o el fútbol. Pero nunca antes Reinosa había conseguido construir un equipo de hockey, deporte que gracias a su promoción, en la actualidad abarca niñas y jóvenes desde edades muy tempranas.

Comienzan los entrenamientos de la mano de dos entendidos que supieron guiarlas, para aprender lo más rápido posible un deporte en el que las integrantes empiezan a jugar desde niñas. Jorge Pérez e Iván Ramos, al servicio del Sardinero H.C, se prestaron a dar las primeras lecciones a un equipo que, años después, estaría en la competencia entre los clubs. ”Lo recuerdo con mucho entusiasmo y ganas de aprender, entrenamientos geniales y buen rollo en el equipo”, rememora una de las jugadoras, haciendo hincapié en el agotamiento y el dolor de espalda y manos fruto del ahínco y el trabajo. Por primera vez en la capital campurriana las chicas podían acceder a un deporte de equipo.

Estos tres años han sido cruciales, la ayuda de Jaime Matesanz, ex jugador del Amistad y Pozuelo, y de Rubén Puente en los entrenamientos y el esfuerzo de las chicas, han llevado al equipo campurriano a participar en la Liga Cántabra y a mostrar sus cualidades en campos de hockey santanderinos, gijoneses y madrileños, tanto en sala como en hierba. Además Estefanía Calderón, integrante del equipo, ha sido esencial a raíz de las captaciones que ha realizado y a su trabajo en la escuela con las nuevas generaciones de competidoras campurrianas. Su dedicación favorece a la continuidad del equipo, así como a su difusión y a su instrucción. Una combinación de esfuerzo, apoyo y talento han hecho que Carla Cuevas, todavía juvenil, entrene con el equipo Sénior del Sardinero, debutando en un amistoso tan solo seis días antes del tercer aniversario de la primera vez que cogió un stick.

 

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La peculiar localización de Reinosa, al sur de Cantabria y a pocos kilómetros de la estación de esquí Alto Campoo, permite que muchas interesadas puedan practicarlo. Hecho que sería imposible en otras condiciones. Hay niñas que viven en pueblos de pocos habitantes, a poca distancia de la capital campurriana, donde no es posible la creación de un equipo colectivo.

Aún así no es suficiente, el equipo de hockey carece de instalaciones propias y en ocasiones el acceso al polideportivo es complejo. Por ello es inevitable que cada fin de semanas las jugadoras tengan que madrugar y estar presentes a las 8 de la mañana en el bus para desplazarse al complejo de La Albericia, a hora y media de la localidad cántabra.

Seductor comienzo que no deja indiferente a nadie. Tres años de intenso sacrificio y amor por un deporte que crea una disciplina de trabajo continua,  y centra la mente  ayudando a las jóvenes a madurar y a afrontar la vida con una perspectiva de lucha y esfuerzo constante.

TEXTO Y FOTOS DE ALBA ARIZ